domingo

mar


Ellos estaban ahí dentro, mirándome. Eran ojos pingüinos, esculturas de la calle; caminaban a la par de mi andar, nadaron, golpearon puertas. Se ve que algo hay de ellos en mi ADN.
Estaban conmigo, en mi sueño. Me mostraron mar y cerro, luces y una pareja. Son dibujos reales, doblemente reales, no son máscaras, son espejos, son lagunas y recuerdos. Son ojos con patas de pingüino.
Todo esto sucedió en una camionetita, en viaje con amigas hacia algún lugar. En mi mente, en mi cama.

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