martes

cuando no puede

Julia elige tirarse en el pasto de un parque a esperar la muerte que nunca llega...piensa...
No sabe si es una decisión propia, es una especie de compromiso, dice. Es que ya no le interesan los compromisos, sólo quiere sonreir sinceramente; busca, necesita un sentido.
Sigue esperando, sigue acostada sobre el pasto, sigue viviendo y muriendo.
Anhela despertar y que ese dolor se haya ido, que no esté más en su pecho. Es un dolor que se adueña de su corazón, de su garganta, que sube y sube.
No puede más, trata y quiere, una y otra vez de tocerlo, estornudarlo, o vomitarlo. Vomitarlos.
La atraviesan y la quiebran en mil formas imperceptibles, que la tienden sobre el pasto, en donde espera.
Es como un lápiz que cuando le sacan punta se rompe y se rompe. Nada está firme. Está naufragando lentamente en un mar de palabras carnívoras, ya algunas son parte de ella.
No quiere que la coman, quiere que la maten.