viernes


Queríamos hacer unas entradas nuevas. A mi se me había ocurrido usar una vieja y como resultado quedo una mano en forma de saludo hawaiano...
Se trataba de un lugar grande, un edificio, como una escuela, había gente de todo tipo, gente muy querida, otra no tanto y desconocidos. Llovía a cantaros, muchísima agua cayendo del cielo, ese cielo que nunca mire.
Durante su apogeo recuerdo a Luz hablándome de forma extraña y a sus rulos a los cuales los movía muy graciosamente. Tenia un sobrino que quería compartirlo conmigo, el era discapacitado y ella sabía muchas cosas, como tratarlo, como atenderlo, mucha dedicación, pero sobre todo mucho amor. Nunca la había visto tan exaltada de felicidad.
Se tornaba difícil pasar hacia el otro ambiente, teníamos que cruzar un gran patio para lograrlo.  No se que era lo que hacia que quiera ir hacia allá, si la complicación o que todos lo querían también.
La idea era caminar hasta cierto punto, hasta que las zapatillas se empiecen a mojar y cambiarlas por unas botas de lluvia, idea que para mi opinión era sin sentido.
Renuncie al paso (camino cascada de lluvia), mi corazón no latía más fuerte al pensar en estar del otro lado así que resolví que no era tan importante, además carecía de unas buenas botas de lluvia.
Al volver me encontré en una habitación no antes visitada, pero dentro de ella se encontraban mis mejores amigas.
No recuerdo el dialogo, solo recuerdo que se trataba de libros o bibliotecas y muchas, muchas risas. Ella quería y no quería, como siempre la eterna indecisión indefinida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario